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... o Semana Santa Dos Mil Nueve.


Hay cosas que, al menos en este cacho de mapamundi, son inmutables.

Una de ellas es que cuando circulamos por una carretera con más de un carril para cada sentido de la circulación, el carril derecho no existe. Es una norma de rango superior al de las leyes, al del Código de la Circulación, en particular. Este dice que se circulará SIEMPRE por la derecha, salvo para adelantar... pero la norma suprema indica que no. Que el carril derecho es una zona prohibida, separada del resto del mundo por una barrera tan invisible como infranqueable que... ¡ay de aquel que osa traspasarla! Quizá por eso nos sea tan sencillo circular por sitios como la Gran Bretaña. Ellos sí que saben...

Otra no menos inmutable es que en Semana Santa SIEMPRE hace mal tiempo. Se pongan como se pongan la Agencia Estatal de Meteorología, la Unión de Hosteleros del Levante y la Federación de Conductores Inasequibles al Desaliento e Inmunes al Atasco (por no usar TODA la calzada, en vez de SOLO el carril izquierdo).

Mira que hacemos cábalas. Mira que lo deseamos con fervor. Nada. Y eso que nos empeñamos en NO poner ropa de abrigo en el petate vacacional. ¿No querías caldo? Toma tres tazas. O cuatro.

El caso es que empezamos bien. En mi caso concreto, discreto y humilde aficionado a esa ciencia (in)exacta que es la meteorología, sabía que soplarían brisas de cierta intensidad de componente sudoeste a lo largo de los cuatro días y que habría posibilidad, tal vez probabilidad, de precipitaciones, algunas de nieve, que remitirían, cómo no, hacia el domingo, pero que podían dar cierto cuartelillo... Sabiendo todo eso, aún pude aprovechar, al menos, el Jueves, para experimentar las posibilidades de los pedazos en barbecho para emular actividades más propias de la costa gaditana o del Delta del Ebro... jeje, cómo mola eso del “Kitesurf” de secano. Actividad que recomiendo vivamente, pasar el rato pegando brincos y carreras aguantando una cometa (o cachotrapo de colorines), pedazo arriba, pedazo abajo... que se hace un ejercicio importante, y aunque riesgo tiene, el batacazo suele ser más moral que otra cosa... si hay interesados en esta nueva variante del surf rural, os monto una escuela ya mismo (así pensado, “Sotodosos, la Tarifa Alcarreña”, tiene su aquel...)

Pues sí, empezamos bien. Los típicos paseos campestres hasta los riscos, o hasta (al menos) Palomares, las cervecitas terraceras, el calorcillo del sol tostando rostros e incluso antebrazos pálidos de tanto invierno (y es que ha sido de los serios)... la Semana Santa prometía. Es más, el mismo jueves por la tarde se despidió con un ocaso de lo más interesante, colorido y fotogénico (lástima de foto), incluso la noche fue simplemente fresca, para la altitud y latitud del pueblo.

Pero... ni pronósticos, ni previsiones, ni probabilidades. Las leyes están para ser cumplidas, y la Semana Santa es chunga siempre. El viernes amaneció gris tirando a blanquecino... con una incipiente capa de ¡NIEVE! cubriendo tejados, campos y capós de automóviles. A los más osados, que pretendieron salir a cumplir con el ritual pedestre del paseíllo mañanero, les esperaban algarazos de copos del tamaño de monedas de cincuenta pelas (quien las recuerde, sabrá que eran grandes tirando a tochas), o unas finas y raras granizadas de bolitas pequeñas y ligeras, casi imperceptibles, que se colaban (especialmente) por el cuello. Así, hasta la tarde, en la que, por si había dudas, cayó el nevazo. Ni física newtoniana ni einsteniana: los viajes en el tiempo son posibles. De primeros de abril, en cuestión de minutos, a la Navidad perfecta. Nieve para dar y regalar, frío creciente, hasta el punto de tener que suspender (a ver si los sevillanos se creen que son los únicos que suspenden por inclemencias meteorológicas) las procesiones oficiales y actos religiosos a extramuros de la iglesia. Nevando, más o menos, pero nevando, hasta el sábado por la tarde, cuando, ya anochecido, la nieve dejó paso a la helada... porque, total, para qué iba a dejar de hacer frío. De todos modos, mejor con el hielo que debajo de la nieve, para celebrar el Rosario (que no se suspende ni así que caigan chuzos de punta).

Si lo decían los clásicos del lugar, “falta una nevada, que ya lo decía la luna de octubre...”

Puntillo importante para la peña “pon dieciséis triples, a ver si así aseguramos una de doce...” ¡¡¡LO CONSEGUIMOS!!! Las ganancias (exiguas, testimoniales, casi ridículas...) se reinvertirán adecuadamente, a ver si ahora que estamos “en racha” podemos tocar a algo “en papel”...

La fiesta, a pesar del frío, pudo celebrarse, y como todos los años, terminó con el tradicional cordero y los no menos tradicionales melocotones en almíbar. Como, a pesar de todo, hubo algunas faltas (acojonaos, que no hizo tanto frío...) sobró material chuletil, así que habrá que preparar algo para el ya muy cercano puente de Mayo. Que en ese en más fácil que haga buen tiempo.

Y... hasta la próxima. Como siempre os recuerdo que el correo amigos.sotodosos@gmail.com está para usarlo, que vuestras fotos se aburren encerradas en el PeCé, que seguro que tenéis algo que contar, que a ver si hay alguien que sabe como colgar vídeos (vale, primero hay que mandarlos... pues ya sabéis). Y que el foro también está necesitado de visitas.