Bueno, pues toca hacer balance (por cierto, qué difícil es escribir a mano en el ordenador).
Estimados contertulios, creed lo del cambio climático: “en ochenta años que tengo, nunca había visto nada igual” (testimonio de uno de los “jóvenes” del lugar); “nunca se había dejado a la Virgen sin sacar en la procesión” (otro testimonio de un compañero de quintas del anterior)...
En fin, así fue, más o menos:
El viernes, aún respetó la noche; incluso la temperatura se quedó bastante agradable. Y, aunque los primeros compases fueron un tanto atípicos, ya que los músicos iniciaron su “tachunda” en el patio, completamente solos, mientras que todo el mundo estaba dentro del bar, como si nada ocurriera... Un bocinazo cuartelero puso las cosas en su sitio y la fiesta se puso en su lugar. Todo correcto, cubatas a discreción...
... Cubatas: a la una se acabó el hielo. ¿A qué sabe un cubata en vaso de plástico, con cocacola de botellón caliente?
Gracias a Roberto, que puso sus hielos, no pasó, al final nada. Ni a nadie.
En fin, ya “hablaremos del gobierno” en otro momento. Que no es cuestión de empañar el buen rato que pasamos por esa minucia (total, a falta de cubatas, buenos hubieran sido los botellines... que tampoco había muchos).
El sábado amaneció nublado, tanto que a eso de las doce ya hubo que guarecerse en el local del ayuntamiento para que los peques pintaran a gusto, y jugaran a la silla (los peques, los menos peques y los no tan peques). El resultado de la jornada pictórica puede verse (debe de poder verse) colgado de las paredes del bar.
Y de lo nublado, a lo directamente mojado.
“Esto no es Guadalajara. Esto es Galicia”. O mejor, Irlanda (donde el promedio de días de lluvia es de 366 al año). La verdad es que está el campo muy bonito, pero también es verdad que un pelín de sol, o de luna simplemente, se hubiera agradecido.
Con las primeras gotas, la incertidumbre. Con las siguientes, la seguridad: ¿Dónde se va a poner la música? No tenemos un paraguas tan grande.
Tras alguna duda, la Autoridad Municipal se hace valer y se decide que la música hay que ponerla en alguna nave. La más grande es la de las eras, “la de Tito” (también conocida como “la de Luis”). Los interesados acceden y ¡Hale! Después de comer, nos vemos en la nave para preparar el asunto ¡Qué bien, para celebrar las fiestas, nos ponemos de polvo y tierra hasta las cejas!
Y, aprovechado el momento en el que más agua caía, quitamos el escenario de la plaza. Tierra, más agua, barro. Cojonudos quedamos.
No hay nada como unas fiestas patronales llenas de actividades lúdicas y festivas: carrera de escobones, corre-que-te-pilla-con-la-carretilla... incluso una improvisada capea, recortando tractores (impresionante el Tito “haciendo ruedas” con el Kubota...)
Al final, en un tiempo bastante aceptable, la nave quedó lista para acoger a la animosa rondalla (seca, pero poco conforme con la peculiar acústica del recinto, aunque, al final, todos contentos) y, más tarde, a la atracción musical principal (a quienes la acústica les dio igual, el caso era hacer mucho ruido: y, aunque lo intentaron, no pudieron hacer saltar el techo de la nave).
Pero, antes de todo ésto, no se debe de olvidar la degustación de tapas obsequio del gremio de hostelería local... panchitos, patatas, cortezas, y no te quejes, que te dejo sin nada. Y ya veremos si te pongo hielo o no esta noche. Las birras, con cartilla de racionamiento. Y pagame en el acto o suelto a los mastines...
En fin, otra sombra más en estas nubosas, lloviosas y ventosas fiestas... Como detalle golfo, pintoresco, canalla o anecdótico, qué le vamos a hacer: a pesar (menos mal) de los improvisados botellones-protesta ¡la barra se quedó sin género! Vamos, que si la fiesta hubiera tenido buen tiempo, y no hubiera coincidido con la de Alcolea, a las once, en casa todo el mundo por fin de existencias.
No obstante, hubo buen ambiente y lo pasamos bien. Si es que cuando nos ponemos, nos ponemos, y no hay quien nos quite las ganas de juerga...
Y llega el domingo, con peor tiempo todavía, a la incesante lluvi, se une un ventarrón de lo más refrescante. Tanto que no se pudieron cumplir las tradiciones más tradicionales: No se sacó a la Virgen, no hubo subasta, no hubo procesión, y cohetes, los justos; y como no era cosa de bajar a pata calados hasta los huesos, coches hasta la Asomadilla. No podemos vivir sin atascos...
Obviamente, tampoco hubo “baile del vermut”, y en cuanto al vermut en sí... obligado aforo completo, con la tradicional, ya, degustación de cortezas y alcagüeses.
Eso sí, el IMN la clavó, por primera vez en años: despejó para el fútbol y los toros ¡cagüenlafiestanacional! Por cierto que aprovecho la ocasión para dar la enhorabuena al Athletic de Bilbao, por librarse del descenso ¡Áupa leones!.
En fin, que fueron unas fiestas “raras”... habrá que pensar en hacer un segundo intento ¿tal vez coincidiendo con el carnaval?. Pensadlo.
En fin, pilarín... que aunque mal-mal, lo-que-se-dice-mal, claro que no, pero con un regustillo raro, sí que nos quedamos.
Por último, un saludo a la sección de “pochos” y “opositantes”. Ya que habrá que repetir, allí os esperamos a todos.
Ps: enviad vuestras fotos a amigos.sotodosos@gmail.com ¡¡YA!!
¿alguien tiene la de la exhibición del piernas rondallero? ¿y de la concurrida barra de la nave ...?
Otrosí digo: que justo es que el ayuntamiento se deje de leches,y se curre una pabellón multiusos.So Leganés tiene “La Cubierta”, Sotodosos puede tener “La Tapá”.
